¡Bienvenidas a la edición de Marzo del 2022 de Ezer Equipada!
Me encanta leer y ver bibliografías para aprender acerca de la historia de la vida de diferentes personas. Hace un tiempo vi la película de la vida de Pelé, el futbolista de Brasil (no por iniciativa propia, ¡pero porque mi hijo es un aficionado al fútbol!). Es increíble como su perseverancia y trabajo le llevaron a ser uno de los mejores jugadores en su tiempo y a ayudar a su equipo a ganar 3 veces la copa mundial de fútbol. También, no hace mucho leí la historia de George Muller, él construyó 5 orfanatorios y ayudó a más de 10,000 niños pobres en Inglaterra. Pero lo que más me impactó de su historia fue la fe y dependencia en oración que tenía en Dios para lograr ayudar a tantos y dar su vida en sacrificio para Dios y los demás.
Si leemos Hebreos 11 conocido como "el salón de la fama de la fe" o como "los héroes de la fe', encontramos historias increíbles de la fe de personas como Abel, Enoc, Noé, Abraham, Sarah, Isaac, Jacob, José, Moisés y sus padres, Rahab y como dice el autor de Hebreos "¿Cuánto más les tengo que decir? Se necesitaría demasiado tiempo para contarles acerca de la fe de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y todos los profetas."(Hebreos 11:32). Este capítulo entero está dedicado a contarnos acerca de la fe de estos hombres y mujeres. Al leerlo pienso, me encantaría tener una fe perfecta como la de ellos, pero al estudiar la historia de la vida de estos personajes, me doy cuenta de que la fe de ellos tal vez no era tan perfecta como yo creía…
"Elías vio cómo el fuego de Dios envolvía un altar empapado y derrotaba a 450 profetas de Baal y sin embargo, el miedo y el cansancio le llevaron al desierto, literal y figuradamente, desesperado hasta la muerte. María de Betania conoció a Jesús, su poder, su amor, su compasión y sus milagros y sin embargo, el retraso de Jesús en el regreso provocó la muerte de Lázaro y la dejó tambaleándose con dolor y preguntas. Los discípulos pasaron muchas horas con Jesús, oyéndole enseñar y siendo testigos de su poder. Pero cuando Jesús dormía en la barca mientras la tormenta arrasaba a su alrededor, sucumbieron al temor de que Jesús dejara que se ahogaran. Y en el silencio del sábado, con un salvador muerto en una tumba, los discípulos se afligieron, no como los que tenían esperanza, sino como aquellos para los que toda esperanza parecía perdida." - Chrystie Cole
En mi camino de fe he experimentado (y todavía me siento así muchas veces) todo lo que estos personajes sintieron: cansancio, duda, dolor, preguntas, temor, aflicción y desesperanza. ¡Tal vez estoy en buena compañía! Lo que he aprendido es que a través de las Escrituras, Dios, quién es el único perfecto, usa y acepta a personas imperfectas, con una fe imperfecta. No se trata de qué tan grande, fuerte o buena es mi fe, sino, en quién pongo mi fe. No se trata de mí, se trata de Él. No se trata de vivir una vida perfecta, se trata de vivir con mis ojos puestos en Jesús, el autor y consumador de la fe (Hebreos 12:2).
Sigamos leyendo y aprendiendo acerca de nuestra fe imperfecta.
Con mucho cariño,
Nathalie Richard
|